En clase, la profesora nos dijo que debíamos elaborar una
definición propia sobre lo que es para nosotros la educación de personas
adultas. Por lo que, teniendo ya una ligera idea sobre lo que conlleva éste
concepto, podemos decir que para nosotras, la educación de personas mayores y
adultas es toda aquella acción en el ámbito educativo que esté dirigida a
brindar la posibilidad de que las personas que ya no se encuentran en edad
escolar puedan acceder a un tipo de educación especializada orientada a proporcionarles
una serie de conocimientos para mejorar su calidad de vida y su bienestar tanto
personal como profesional.
lunes, 30 de diciembre de 2013
domingo, 29 de diciembre de 2013
EPD 6: Aprendizaje de adultos y adultos mayores.
En la EPD número seis de la asignatura, tuvimos que realizar una reflexión sobre lo que creíamos que los adultos mayores pueden hacer en el ámbito de la educación. Tras ésto vimos una serie de videos ilustrativos acerca de la educación de adultos y fue entonces cuando dimos pasó a un debate por grupos sobre ésta realidad que nos contaban los vídeos. Una vez que terminamos todo lo anterior, cada grupo de trabajo realizó un dibujo para luego dar respuesta a una serie de preguntas.
Describe brevemente el tipo de formación al que podría aspirar.
Podemos decir que ésta señora, una vez que alcanzó su edad, decidió retomar o comenzar, según como se mire, sus estudios. Llegó a sus oídos la existencia de un programa llamado "El Aula de la Experiencia" a la que podía acceder a través de la Universidad. Por otro lado, estaría la prueba de acceso para la Universidad de mayores de cuarenta años, con una preparación previa para la superación de dicha prueba.
En otro sentido, existen numerosas actividades a las que podría optar fuera de la universidad como son los talleres de memoria o actividades que fomenten el desarrollo cognitivo, talleres de manualidades que fomenten la movilidad de los miembros o talleres de introducción en la informática y las nuevas tecnologías.
¿Cómo crees que será su actitud de estudiante?
Teniendo en cuenta que realiza las actividades descritas anteriormente por gusto y afán de aprender, creemos que ésta señora realiza las actividades de manera voluntaria y por el puro placer de hacerlo, por lo que una de las razones que la llevan internarse en el ámbito educativo a su edad son unas enormes ganas de superarse a sí misma. Será una alumna responsable que dará lo mejor de sí para aprender los conceptos que le serán necesarios para obtener una buena calificación, se esforzará al máximo para ello porque lleva dentro una gran motivación por aprender aquello que ha elegido.
Reflexión:
Muchas veces pensamos que una persona de edad avanzada no tiene la misma capacidad para memorizar o para enfrentarse a una carrera o un simple taller como los demás, pero lo cierto es que éstos prejuicios casi siempre nos juegan una mala pasada puesto que, como dice el dicho, "las apariencias engañan". Nos sorprendería el hecho de que quizá una persona con setenta años está igualmente capacitada para estudiar que una de veinte y que, en muchas ocasiones, se esfuerzan mucho más en dar lo mejor de sí mismos y sienten una mayor motivación por aquello que hacen. Lo cierto es que ya a esa edad se conocen tantas cosas de la vida que uno sabe exactamente qué es lo que le gusta y qué es lo que no, qué es lo que merece la pena hacer y qué es lo que no sirve absolutamente para nada.
Es curioso como al pensar en una figura adulta mayor que estudie, en la mayoría de las mente se dibuja el rostro de una mujer. Creemos que ésto puede deberse a que o bien la esperanza de vida de las mujeres es más alta y, por tanto, tiene más probabilidades de ponerse a estudiar con mayor edad. O bien porque la tasa de hombres que abandona los estudios es mayor que la de las mujeres y lo más probable es que sean las mujeres las que voluntariamente decidan introducirse en el ámbito educativo.
Creemos que la gente, cuando piensan en una persona mayor, lo que imaginan es a una persona con movilidad reducida y deterioro cognitivo que necesita de ayuda por no poder valerse por sí mima. En definitiva, una persona incapacitada para conseguir llevar una vida normalizada como el resto. Sin embargo, con esta clase nos hemos podido dar cuenta de que existe una gran variedad de comportamientos y actitudes dentro de este colectivo, por lo que cada persona es única y tiene unas capacidades diferenciadas del resto que pueden ser más aptas o menos aptas para la educación.
Podemos decir que ésta señora, una vez que alcanzó su edad, decidió retomar o comenzar, según como se mire, sus estudios. Llegó a sus oídos la existencia de un programa llamado "El Aula de la Experiencia" a la que podía acceder a través de la Universidad. Por otro lado, estaría la prueba de acceso para la Universidad de mayores de cuarenta años, con una preparación previa para la superación de dicha prueba.
En otro sentido, existen numerosas actividades a las que podría optar fuera de la universidad como son los talleres de memoria o actividades que fomenten el desarrollo cognitivo, talleres de manualidades que fomenten la movilidad de los miembros o talleres de introducción en la informática y las nuevas tecnologías.
¿Cómo crees que será su actitud de estudiante?
Teniendo en cuenta que realiza las actividades descritas anteriormente por gusto y afán de aprender, creemos que ésta señora realiza las actividades de manera voluntaria y por el puro placer de hacerlo, por lo que una de las razones que la llevan internarse en el ámbito educativo a su edad son unas enormes ganas de superarse a sí misma. Será una alumna responsable que dará lo mejor de sí para aprender los conceptos que le serán necesarios para obtener una buena calificación, se esforzará al máximo para ello porque lleva dentro una gran motivación por aprender aquello que ha elegido.
Reflexión:
Muchas veces pensamos que una persona de edad avanzada no tiene la misma capacidad para memorizar o para enfrentarse a una carrera o un simple taller como los demás, pero lo cierto es que éstos prejuicios casi siempre nos juegan una mala pasada puesto que, como dice el dicho, "las apariencias engañan". Nos sorprendería el hecho de que quizá una persona con setenta años está igualmente capacitada para estudiar que una de veinte y que, en muchas ocasiones, se esfuerzan mucho más en dar lo mejor de sí mismos y sienten una mayor motivación por aquello que hacen. Lo cierto es que ya a esa edad se conocen tantas cosas de la vida que uno sabe exactamente qué es lo que le gusta y qué es lo que no, qué es lo que merece la pena hacer y qué es lo que no sirve absolutamente para nada.
Es curioso como al pensar en una figura adulta mayor que estudie, en la mayoría de las mente se dibuja el rostro de una mujer. Creemos que ésto puede deberse a que o bien la esperanza de vida de las mujeres es más alta y, por tanto, tiene más probabilidades de ponerse a estudiar con mayor edad. O bien porque la tasa de hombres que abandona los estudios es mayor que la de las mujeres y lo más probable es que sean las mujeres las que voluntariamente decidan introducirse en el ámbito educativo.
Creemos que la gente, cuando piensan en una persona mayor, lo que imaginan es a una persona con movilidad reducida y deterioro cognitivo que necesita de ayuda por no poder valerse por sí mima. En definitiva, una persona incapacitada para conseguir llevar una vida normalizada como el resto. Sin embargo, con esta clase nos hemos podido dar cuenta de que existe una gran variedad de comportamientos y actitudes dentro de este colectivo, por lo que cada persona es única y tiene unas capacidades diferenciadas del resto que pueden ser más aptas o menos aptas para la educación.
jueves, 12 de diciembre de 2013
Todo un mundo desconocido
Por experiencia propia, siempre creí que en las residencias
para tercera edad se abandonaba a su suerte al anciano. Odiaba la metodología
que pudieran tener allí para con ellos, incluso me repugnaba la idea de acabar
en un lugar así o de llevar a mis padres o abuelos. Había escuchado historias
de todo tipo, desde pérdidas de pertenencias de los usuarios hasta retenerlos
amarrados. Cosa que, a mi parecer, eran malos tratos.
No sé si por cosa del destino o por pura casualidad, las
prácticas de la carrera me han llevado a estar dos meses de “aprendiz” en éste
tipo de centro. Sí, los lectores pueden hacerse una idea de lo duro que era
para mí enfrentarme a éste hecho o de mi descontento, no sólo por lo expuesto
anteriormente, sino también porque éste colectivo no era uno de mis favoritos.
Pensaba, sinceramente, que no se podía equiparar un anciano a un niño, por el
simple hecho de que éstos últimos tienen toda una vida por delante y son “moldeables”.
Se les puede educar fácilmente mientras que a una persona de avanzada edad, con
todo lo necesario de la vida aprendido, y no decir ya, con deterioro cognitivo
era prácticamente imposible conseguir que aprendiera algo nuevo. Creí y creí, y
siempre estuve equivocada.
Sin poder evitarlo, tuve que dejar de lado mis prejuicios y
adentrarme en ese insólito “mundillo” que me creaba tanto recelo, y no
comprendí hasta que no estuve bien dentro, cuán erróneos habían sido mis
pensamientos.
En primer lugar, el trabajo en un centro de éste tipo es
duro, durísimo. Necesitas más de cinco sentidos, más de dos manos y más de dos
ojos y más de dos pies. Necesitas prestar toda la atención posible a todo lo
que haces. ¿Pérdida de pertenencias? Por
supuesto, alrededor de cien personas con una media de cincuenta pertenencias
que se quitan y depositan en cualquier sitio, que están constantemente
lavándose y secándose para volver a colocarse en su lugar. Parece casi
inevitable. Por otra parte, ¿amarrarlos? Si, con consentimiento de los
familiares, como última opción y siempre para preservar la seguridad tanto de
otros usuarios como del personal que trabaja en el centro, pues es bien sabido
que ya en edad avanzada, las personas sufrimos un deterioro psicológico que nos
puede crear ciertos períodos de agresividad. Por último, no pude estar más
equivocada en mi afirmación sobre la educación de las personas internas en
éstos centros, puesto que no sólo puedes enseñarles a trabajar la cognición que
tienen dañada mediante una serie de actividades estimuladoras, sino también
enriquecerte de ésta interacción. Nunca es tarde para aprender, nunca es tarde
para darte cuenta de que la educación es duradera.
Y así fue como fui tachando de mi lista las desventajas que
creía ver donde no existían.
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